Definición de Dignidad
La palabra dignidad proviene etimologicamente del vocablo en latín dignitas. Es la cualidad de digno y dicho adjetivo es utilizado para hacer alusión a la condición que posee una persona, la cual es proporcional al mérito de la misma. También suele emplearse para señalar a un individuo o cosa que posee una calidad moral u objetiva aceptada.
Cuando se está hablando sobre la dignidad que posee una persona, se está haciendo referencia a la forma de comportarse que ésta tiene, como así también a su forma de tomar de decisiones y desenvolvimiento dentro del entorno. Alguien digno es aquel que se comporta en base a los principios morales y normas éticas establecidas, y apela en sus actos o decisiones a la justicia y verdad.
El papel de la libertad en la dignidad
Analizando de manera más detenida el concepto de dignidad, puede afirmarse que ésta depende y está relacionada totalmente con la racionalidad. La dignidad a su vez se encuentra arraigada al libre albedrío que tienen las personas, es decir a la capacidad de elegir libremente según su entorno y posibilidades, siempre y cuando sea para mejorar moralmente. Es entonces que la dignidad es formada en el hombre de forma autónoma y libre, siendo el individuo su propio gobernante y quien elige su manera de comportarse, ya sea de manera honrada o inmoralmente.
La libertad, característica indudable para la formación de la dignidad, puede ser obtenida a través de la educación y el conocimiento de las normas morales. La educación cumple un rol determinante para lograr libertad, ya que permite utilizar la razón y la inteligencia para discernir con responsabilidad y seguridad entre los moralmente bueno y malo. No obstante, existen muchas cuestiones además de la educación para que un individuo puede ser libre y por lo tanto, ser una persona digna.
Características de la dignidad
Si bien la dignidad se forma de manera autónoma en el hombre, la misma en más de una ocasión puede ser ultrajada o violada. Se dice que la dignidad de una persona ha sido ultrajada cuando no puede hacer uso de su libertad y sus derechos básicos son oprimidos por otras partes. La dignidad reconoce a las personas como seres respetuosos y correctos, por tanto un comportamiento deshonrado no es algo digno.
La dignidad encuadra dos aspectos muy diferenciados según en el contexto en que se utilice.
- Por un lado es necesario que alguien o algo obtenga diferentes características de suma importancia para ser calificado como digno. Este aspecto se encuentra relacionado según una sociedad determinada y los parámetros que la misma impone.
- Por otro lado, se tiene en cuenta la forma de ser que tiene un individuo y su forma de comportarse para ser merecedor de algo o alguien.
Si bien la dignidad incluye derechos humanos y principios morales, usualmente es utilizada con menor importancia y para dar un sentido exagerado a una expresión. Por ejemplo:
«No soy digno de recibir tantos obsequios solo por ser mi cumpleaños», «Aquel hombre no es digno de recibir tanto amor de su novia, apenas muestra interés en ella», «Aquella obra de teatro es digna de recibir distinciones y premios internacionales», etcétera.
Dignidad dentro de la teología
Dentro de la religión cristiana, la dignidad humana se logra cuando un individuo es reconocido como un auténtico hijo de Dios.
El compendio de la Iglesia Católica cita: «El hombre ha sido creado a imagen de Dios, en el sentido de que es capaz de conocer y amar libremente a su propio Creador. Es la única criatura sobre la tierra a la que Dios ama por sí misma, y a la que llama a compartir su vida divina, en el conocimiento y en el amor. El hombre, en cuanto creado a imagen de Dios, tiene la dignidad de persona: no es solamente algo, sino alguien capaz de conocerse, de darse libremente y de entrar en comunión con Dios y las otras personas».
Aquí se da por entendido que el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, comprende cada una de las cualidades morales que dicho Dios posee. Por tanto, el hombre es un ser libre y dicha libertad es lograda al buscar y reconocer a su Creador como ser máximo y poderoso, siendo entonces este camino también el de la dignidad humana.
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